Registro nacional de turismo: 93462
La experiencia para el pasajero es increíblemente liberadora y emocionante. Cuando despegas, lo primero que sientes es cómo el suelo se aleja suavemente bajo tus pies mientras el ala se eleva en el aire. Al principio, puede parecer un salto al vacío, pero pronto te das cuenta de que todo es muy fluido, sin esa sensación brusca que podrías imaginar.
Una vez en el aire, es como flotar en una burbuja de viento. La vista panorámica es impresionante: ves el paisaje, las montañas, y el valle extendiéndose debajo tuyo con una claridad y tranquilidad que solo el parapente puede ofrecer. El silencio en el aire, interrumpido solo por el suave sonido del viento, te envuelve en una sensación de paz total. Aunque estás volando a alturas considerables, el vuelo es sorprendentemente suave, con el parapente respondiendo a los movimientos controlados del piloto.
Dependiendo del clima del día o incluso del momento del día en el que se lleva a cabo tu vuelo, puedes experimentar algunos giros suaves, como si estuvieras deslizándote por el cielo. La comunicación con el piloto te tranquiliza en todo momento, y puedes sentir cómo él o ella ajusta la dirección y trata de conseguir mayor altitud con la precisión que las condiciones le permitan. Durante el vuelo, puedes relajarte, disfrutar del paisaje o incluso tomar fotos.
Cuando se acerca el momento del aterrizaje, el piloto te indicará cómo prepararte, generalmente levantando las piernas para un aterrizaje suave. La aproximación al suelo es gradual, y cuando tocas tierra, es como una pequeña carrera controlada, hasta que ambos se detienen por completo. La emoción del vuelo permanece contigo mucho después de que hayas aterrizado, dejando una sensación de libertad y conexión con el cielo difícil de describir.